Santomera celebra las fiestas del Rosario (7 de octubre) desde hace siglos. Posiblemente, se remontan a principios del XVII, quizás incluso a finales del XVI, dado que existen documentos que apuntan hacia tan antigua veneración de santomeranos y santomeranas por la mencionada advocación. No obstante, según consta en una escritura pública del 9 de septiembre de 1695 (Archivo Municipal de Murcia, legajo 1661), los pobladores del antiguo «Heredamientto de Santomera» decidieron ampliar su vieja ermita ese mismo año porque «hallándose ttan desacomodada y corta, no era capaz de las personas que concurren oír misa los días festibos» [sic].
También el presbítero José Villalva y Córcoles hizo referencia a esta vieja devoción en su libre ‘Pensil del Ave María’, de 1730. Entre sus páginas refleja que «en la Iglesia del Lugar de Santomera, aneja a la de Beniel, también se venera a María Santísima del Rosario. Es mucha la devoción que los vecinos tienen a esta Santa imagen por los muchos fabores que reciben de su magnífica mano devidos a la realidad de su grandeza. Todos los años tienen especialisimo cuidado de hacerle una solemne Fiesta. Y pues con tanta misericordia atiende la Santísima Virgen el clamor de nuestras necesidades, no seamos perezosos en pedirselo, ni tardos en elogiarla…» [sic]. De ese escrito se desprende, de forma evidente, un fervor y unas fiestas provenientes de muchos años atrás.
Desde sus orígenes hasta mediados del siglo XX, las celebraciones patronales de Santomera fueron eminentemente religiosas. Sin embargo, paulatinamente fueron introduciendo actividades cívicas paralelas, en buena parte gracias al Novenario: las nueve celebraciones que todavía hoy acercan las fiestas patronales a los distintos barrios y que, durante décadas, vinieron acompañadas de grandes verbenas populares. Desde aquellos años hasta hoy, la vida cultural, deportiva y de ocio de la localidad no ha dejado de incorporar novedades que han ido perfilando el completísimo y variado programa de las fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario que encontramos en la actualidad.

Según la historia, apareció en julio de 1200, a Domingo de Guzmán, en una capilla con un rosario en las manos, el cual le enseñó a rezar y le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen María. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.
En el siglo xv, la devoción al rosario había decaído. Alano de Rupe declaró que la Virgen se le apareció y le pidió que reviviera su devoción y que recogiera en un libro todos los milagros del rosario; le recordó además las promesas que siglos atrás había dado a santo Domingo. En el siglo xvI, san Pío V instauró su conmemoración litúrgica el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, en la que las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que estaban invadiendo Europa (atribuida a la Virgen), denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de la Virgen el título de «Auxilio de los Cristianos». Su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario.2 La victoria en la batalla de Temesvar en 1716, atribuida por Clemente XI a su imagen, dio lugar a que el papa ordenara que su fiesta se celebrase por la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera llamado el Papa del Rosario, escribió nueve encíclicas referentes al rosario, y consagró el mes de octubre al rosario, incluyendo el título de «Reina de Santísimo Rosario» en la letanía de la Virgen.
El 29 de septiembre es siempre una jornada especial para Santomera, además de festiva y no laborable. Se conmemora el aniversario de la segregación municipal de Murcia, lograda esa fecha de 1978, en el que es popularmente conocido como Día del Ayuntamiento.
Siempre con el recuerdo presente de las personas que durante décadas lucharon para conseguir que Santomera, El Siscar y La Matanza se constituyeran como municipio independiente, todos los años se sigue el mismo patrón: a las 10:30 horas, salida desde la plaza del Ayuntamiento de una ruta popular en bici en la que suelen participar alrededor de mil personas de todas las edades; y luego, en torno a las 13 horas, un multitudinario almuerzo, también en la plaza del Ayuntamiento, durante el que se reparten gratuitamente miles de bocadillos y cientos de litros de cerveza, refrescos y agua. Al estar enmarcada la efeméride dentro de las fiestas patronales, la jornada se suele completar por la noche con alguna actividad cultural relevante en el Auditorio Municipal, así como con comidas de hermandad en la Zona Güertana.
Tradición, cultura y fe se aúnan durante los tres intensos días y cinco desfiles procesionales en torno a los cuales gira la longeva Semana Santa de Santomera, cuyos orígenes se remontan a la época de la Contrarreforma (siglos XVI y XVII), cuando empezaron a crearse en España cofradías de Semana Santa. En el siglo XVIII comienzan a desfilar las imágenes del Cristo del Calvario, la Virgen de los Dolores y Nuestro Padre Jesús Nazareno, mientras que en el XIX se incorporó el paso del Santo Sepulcro, popularmente conocida como ‘la Cama’. Durante la Guerra Civil, la imaginería religiosa fue gravemente dañada, por lo que algunas esculturas tuvieron que ser reparadas. Superando también altibajos de otro tipo, estas celebraciones han ido sin embargo sumando nuevas imágenes: las más recientes, el Cristo Resucitado (2003) y el nuevo San Juan Evangelista (2016), ambas obras del escultor murciano José Hernández Navarro, Nuestro Padre Jesús de la Caída (Milton Farfán y Salvador García, 2011) y la Santa Mujer Verónica (Pablo Corbalán, 2019).
Cuaresma
Varios actos adelantan las celebraciones puramente pasionales durante los días de Cuaresma. Entre ellos, seguramente el de mayor calado sea la solemne ceremonia de lectura del pregón de Semana Santa, acompañada siempre de la entrega de distinciones al Pregonero, al Nazareno de Honor y al Cofrade Distinguido de cada año, que generalmente se celebra el sábado anterior al Domingo de Ramos. Además, todos los viernes de Cuaresma se completa un viacrucis con el Cristo del Calvario por las calles del pueblo, desde el templo de Nuestra Señora del Rosario hasta la ermita del Calvario, lugar que el primer viernes de marzo acoge un besapiés al Cristo del Rescate. Representaciones teatrales, conciertos de música sacra y otros encuentros eucarísticos completan la programación en tiempos de Cuaresma.
Domingo de Ramos
Cargada de palmas o ramas de olivo, la feligresía santomerana se concentra en una de las principales plazas de la localidad, escogida cada año, para leer de la Biblia y participar de la bendición de las palmas que realiza el párroco. Posteriormente, la comitiva, acompañada de los estandartes de las diferentes cofradías, se desplaza hacia la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde se celebra una misa solemne.
Jueves Santo
Los desfiles pasionales de la Semana Santa de Santomera comienzan con la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, tradicionalmente afincada en Miércoles Santo pero retrasada un día en el calendario desde el año 2009. Participan en ella los siguientes pasos: Cristo del Rescate, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Cristo del Calvario, San Juan y la Virgen de los Dolores. Apenas un par de horas después, bien entrada ya la noche, parten las dos procesiones del Silencio del municipio: en El Siscar, con los tronos del Cristo Crucificado y La Dolorosa, y en Santomera, con el Cristo del Calvario y la Virgen de los Dolores –copia de la Dolorosa de Salzillo realizada por Sánchez Lozano–. Estas marchas son las únicas en las que los nazarenos no reparten caramelos, transcurren entre penumbras, bajo la tenue luz de las velas, tienen por único acompañamiento musical el retumbar de los tambores y alcanzan su cénit durante los respectivos encuentros entre las imágenes del Hijo y la Madre.
Viernes Santo
A lo largo de la mañana del Viernes Santo, la Cofradía del Santo Sepulcro tiene por costumbre embellecer el trono con sus tradicionales alhelíes blancos, cultivados con esmero durante todo el año. A primera hora de la tarde tiene lugar en la iglesia parroquial la celebración de la Pasión y Muerte del Señor, adelanto de la procesión del Santo Entiero que parte por la noche con los siguientes pasos: Cristo del Rescate, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Cristo del Silencio, El Sudario, y el Santo Sepulcro –popularmente conocido como ‘la Cama’–, San Juan y la Virgen de la Soledad. Al finalizar la marcha es antigua costumbre realizar un viacrucis desde el templo parroquial hasta la ermita de la Casa del Huerto, donde reposa el Santo Sepulcro.
Sábado Santo
A las 23 horas tiene lugar en el templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario la Vigilia Pascual.
Domingo de Resurrección
El Domingo de Gloria es el día más alegre de la Semana Santa de Santomera. Arranca con la celebración de una Santa Misa en la iglesia, a la que sigue la procesión de la Resurrección del Señor. Acompañados de nazarenos descapirotados que reparten caramelos, bocadillos, huevos duros o monas de Pascua, y rodeados de un ambiente puramente festivo, desfilan aquí los pasos de la Cruz Triunfal, San Miguel, Cristo Resucitado, San Juan y La Purísima.
Declaradas de Interés Turístico Regional, son una de las manifestaciones de este tipo más antiguas y destacables de la Región; en los últimos años experimentan una nueva etapa de esplendor gracias a su rejuvenecimiento y popularización.
A lo largo de su historia, las Fiestas de Moros y Cristianos de Santomera han atravesado diferentes etapas. Su enorme expansión inicial propició que en 1990 consiguieran la declaración de Interés Turístico Regional y que poco tiempo después llegaran a contabilizarse cinco agrupaciones: Moros Almorávides, Trek Al-Banyala y Zankat Al-Farfara, por el bando de la media luna, y Caballeros y Damas del Ampurdán y Contrabandistas del Mediterráneo, por el bando de la cruz. Un posterior fase de recesión, coincidente con la crisis económica aparecida a finales de la primera década del siglo XXI, provocó sin embargo la desaparición de dos de estas comparsas, quedando como supervivientes las tres más antiguas: Almorávides, Caballeros y Damas del Ampurdán (conocidos popularmente como los Cristianos) y Contrabandistas. En el año 2018, sin embargo, se incorporó una nueva agrupación festera al bando moro: los Yonud, Hijos del Desierto.
Muy extendidas por toda la geografía nacional, y especialmente por el Levante, las fiestas de moros y cristianos rememoran la Reconquista, época histórica que supuso el fin a setecientos años de dominación musulmana de la Península Ibérica gracias al impulso de las tropas castellanas y catalano-aragonesas. Se cree que el origen de estas celebraciones se hunde en la Edad Media, aunque no alcanzarían su resurgimiento y forma actual hasta el último cuarto del siglo XX, como constata el caso que nos ocupa.
Las Fiestas de Moros y Cristianos de Santomera, una de las manifestaciones culturales de este tipo más antiguas de la Región, surgieron de manera improvisada el 13 de octubre de 1979. Un grupo de vecinas y vecinos de la calle del Molino solía aprovechar el sábado siguiente al día de la patrona, la Virgen del Rosario, para organizar un convite; influenciados sin duda por la cercanía de Orihuela y Abanilla, donde estas celebraciones ya estaban asentadas, aquel año decidieron culminar la jornada desfilando disfrazados con indumentarias prestadas por la comparsa Moros Almorávides de Orihuela. La iniciativa fue todo un éxito, de manera que al año siguiente se hicieron sus propios trajes y salieron de nuevo a la calle. Más gente fue sumándose poco a poco a aquella pujante fiesta y en 1983, ya con tres comparsas en funcionamiento y con la necesidad de ordenar los actos preparados, se fundó la Junta Central de Moros y Cristianos, que desde entonces viene encargándose de su organización.
Además del número de agrupaciones implicadas, otros factores han marcado de forma determinante el devenir de las Fiestas de Moros y Cristianos de Santomera, que en los últimos años viven un segundo esplendor. Aunque comenzaron a celebrarse a continuación de las fiestas patronales de la localidad, entre la segunda y la tercera semana de octubre, luego buscaron acomodo en fechas menos cargadas para el municipio de actividades culturales: en septiembre, primero, y en la última mitad del mes de junio, después y, al menos de momento, definitivamente. También resultó fundamental la creación en 2009 del Campamento Festero, un espacio de encuentro común y público que sustituyó a cuartelillos y kábilas como epicentro de la convivencia y que ha facilitado la popularización de muchos de los actos programados. Como tercer factor clave para el nuevo periodo de esplendor que viven hoy los Moros y Cristianos cabe destacar el renacido interés de la juventud santomerana, que cada vez cuenta con mayor presencia entre los festeros y entre las directivas de la Junta Central y de las tres agrupaciones.
Debido a todo ello y al propio devenir de los años, la programación de las Fiestas de Moros y Cristianos de Santomera ha ido experimentando notables cambios. Desde el origen hasta la actualidad, algunos actos han ido incorporándose o desapareciendo, ganando importancia o perdiéndola. Los días grandes, como se ha señalado antes, giran en torno al inicio del verano y el Campamento Festero, donde durante dos semanas se suceden verbenas, demostraciones de baile, espectáculos culturales de distinta índole, homenajes y cenas de convivencia; el cenit se alcanza en la noche del último sábado, cuando los festeros se atavían con sus trajes de gala y sus mejores ánimos para ofrecer su gran desfile ante las miles de personas que abarrotan la calle de la Gloria y la avenida Juan Carlos I. Además, durante el resto del año se suceden otras actividades, como las comidas de hermandad de las distintas comparsas o el Medio Año Festero, donde destaca la instalación de un mercadillo medieval en el entorno de la plaza del Ayuntamiento.
Cuándo
Los días centrales se suceden entre la segunda y la tercera semana de junio, pero también destaca el Medio Año Festero, a finales de febrero, con la instalación de un mercadillo medieval en el entorno de la plaza del Ayuntamiento.
Dónde
Desfiles al margen, la mayor parte de las actividades se centran en el Campamento Festero (aparcamiento disuasorio, esquina de las calles de la Gloria y de la Mina).
No te pierdas
Las hermosísimas vestimentas y el majestuoso porte de las filas guerreras.
Las sinuosas danzas de las almorávides, las espectaculares formaciones yonud, los juegos de banderas de las cristianas y el baile castizo de las contrabandistas.
La música, parte fundamental de esta fiesta.