Palacete centenario de gran valor arquitectónico
El edificio de Casa Grande es un conjunto de alto valor arquitectónico que posee influencias del renacimiento italiano, detalles de arte modernista y algunos rasgos de carácter local. Destaca por su bella construcción, sus armónicas líneas, sus imponentes fachadas decoradas con piedra artificial y escayola, su amplio y luminoso claustro, una preciosa escalera imperial y, de manera especial, por su primorosa rejería de hierro forjado. La construcción, dirigida por el arquitecto Bartolomé Ródenas, finalizó en su primera fase en el año 1903, aunque no adquirió todo su esplendor hasta la remodelación realizada dos décadas después, en la que intervinieron también con sus consejos José Manuel Campillo Sánchez y Manuel Campillo Laorden.
Legado de la familia Campillo-Murcia
El inmueble sirvió durante tres décadas como vivienda familiar de sus propietarios originales: María Murcia Rebagliato y su esposo, Manuel Campillo González. Ya enviudado y poco antes de su propia muerte, en 1939, sin dejar descendencia el matrimonio, este último testó su deseo expreso de que Casa Grande se convirtiera en un asilo para el cuidado de los pobres de la localidad. Dado que su dueño debió abandonar Santomera a causa de las persecuciones propias de la Guerra Civil, mientras duró el conflicto el edificio albergó a la Unión Republicana, las Juventudes Libertarias –de la CNT y FAI– y la UGT; más tarde, sirvió como dependencia de la Falange Española y de las JONS, del alcalde pedáneo, auxilio social y almacén de la CNS.
Acorde al espíritu benefactor de Manuel Campillo, Casa Grande acogió durante un tiempo a las 23 familias que lo perdieron todo durante la catastrófica ramblá del 28 de septiembre 1947. Superados los estragos de aquella trágica avenida, el edificio y otros bienes anexos pasaron a dominio del Obispado de Cartagena por donación del albacea, el sacerdote José Guillén Campillo, aclarando que debían servir para la creación de «un establecimiento de enseñanza y un asilo de ancianos para el pueblo de Santomera». Así, en 1957, después de obras de adaptación, comenzó a funcionar el Colegio Asilo de la Inmaculada, atendido por las Hermanas del Amor de Dios, donde durante quince años se educó a incontables niñas y niños del municipio. Después de marcharse las religiosas, el inmueble quedó a disposición de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario y del Obispado, que desarrollaron allí actividades comunitarias muy diversas, entre las que se encontraban, hasta finales de los noventa, las lecciones de catequesis.
Su incorporación al patrimonio municipal
En 1995 se constituyó la Comisión Prodefensa de la Última Voluntad de D. Manuel Campillo, presidida por Encarna Sánchez Fernández, encargada de velar por que se cumplieran los deseos originales del cedente. Este patronato, el Ayuntamiento de Santomera y el Obispado de Cartagena entablaron unas largas negociaciones, iniciadas en la última legislatura presidida por Pedro Campillo Jiménez y finalizadas el 17 de junio de 1997, ya con Antonio Bernal Asensio como alcalde, de las que resultó un acuerdo que incluía la rehabilitación de Casa Grande –que pasaría a formar parte del patrimonio municipal–, la construcción de un nuevo edificio para la escuela infantil Arco Iris –hasta entonces, instalada en una parcela anexa al palacete, que también se incluyó en el acuerdo–, la consecución de los fondos económicos necesarios para levantar un nuevo centro parroquial y el inicio de las obras de la residencia de la tercera edad.
Finalmente, la rehabilitación de Casa Grande se llevó a cabo entre 2001 y 2003, a lo largo de 26 meses, en base al proyecto presentado por el arquitecto Francisco Camino Arias, ganador del concurso convocado al efecto. Las obras supusieron una inversión cercana a los dos millones de euros, aportados por el Ayuntamiento de Santomera (1,2 millones) y la Comunidad Autónoma (800.000 euros). Desde ese momento y hasta la actualidad, el histórico edificio viene siendo el epicentro cultural del municipio, concentrando en un mismo espacio muchos de los elementos que permanecían dispersos en diferentes dependencias.
Usos actuales
En la actualidad, Casa Grande es santo y seña de la cultura santomerana. En este sentido, destaca como sede de la Asociación Músico-Cultural Euterpe y de la Biblioteca Municipal, así como por la sala de exposiciones habilitada en las dos plantas de su magnífico claustro, que de manera casi continua acoge muestras de pintura y escultura de destacados artistas, así como presentaciones divulgativas. No obstante, otras dependencias de este histórico edificio, entre las que destaca la denominada sala de prensa, sirven también para el uso múltiple y esporádico de distintas asociaciones
Al margen, el palacete acoge dependencias de servicio público administrativo. Entre estas se encuentran la Oficina de Atención al Ciudadano de la Comunidad Autónoma (OCAG, antigua Ventanilla Única), una delegación de la Agencia Tributaria de la Región de Murcia, el Registro Civil y Juzgado de Paz de Santomera y despachos técnicos de las concejalías de Deportes, Educación y Tercera Edad del Ayuntamiento de Santomera.