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Sierra de Orihuela

Orogenia y orografía

La Sierra de Orihuela se sitúa al norte del pueblo de Santomera, entre el límite meridional de las provincia de Alicante y el extremo oriental de la Región de Murcia. Es una alineación montañosa de 10,9 kilómetros de este a oeste que emerge abruptamente sobre el valle del río Segura, caracterizando un paisaje de fuertes contrastes entre la vega fluvial y las grandes paredes rocosas de la cara sur. La altura máxima alcanza los 634 m.s.n.m. en la Peña Orihuela o Leja Millamón, perteneciente al municipio oriolano, mientras que la cima El Quijar de la Vieja, con 534 m.s.n.m., es el punto más alto de la parte correspondiente a Santomera.

Esta montaña, al igual que la vecina Sierra de Callosa, forma parte de las últimas estribaciones de las cordilleras Béticas. Se compone fundamentalmente por calizas y dolomías de edad triásica que se originaron, en su mayoría, bajo el Mar de Tethys hace unos 230 millones de años, posteriormente elevadas por los efectos de la orogenia alpina que dura hasta hace 10 millones de años aproximadamente, dando lugar a numerosos escarpes, fracturaciones, plegamientos y fallas de gran desarrollo. Bajo la formación de rocas carbonatadas visible en la mayor parte de la sierra, se dispone una formación de rocas metamórficas compuesta por filitas, pizarras y cuarcitas, con cuerpos aislados de rocas ígneas (metabasitas) y de yesos.

Geología y actividad minera

En la Sierra de Orihuela se ha desarrollado una intensa actividad minera, tanto en la zona alicantina como en la murciana, con la explotación de minerales asociados a las rocas metamórficas y volcánicas. La mayoría de las minas datan del siglo XIX, aunque existen evidencias desde la Prehistoria. La minería del hierro a partir de minerales como el oligisto, hematites y la goethita, además de siderita, pirita y ocres, gozó de una gran importancia, con explotaciones en diferentes puntos de la ladera sur, y, sobre todo, en el denominado barranco de las Minas, en la parte norte de la sierra. También se explotó el cobre, que aparece en mineralizaciones asociadas a los niveles de cuarcitas del Triásico en la cara sur de la parte santomerana hasta la pedanía oriolana de La Aparecida. Testigos de esta actividad son los numerosos pozos y galerías localizadas en la ladera meridional, especialmente entre los cabezos de Malnombre y la Mina, donde encontramos la mina de cobre más importante de la Región de Murcia. Se ha descrito la presencia de ilmenita, magnetita, calcopirita y arsenopirita en las metabasitas; también se han citado minerales como la cuprita, calcosina, covellina, malaquita, azurita y crisocola. Además, existen referencias de la presencia de cobre nativo, plata y oro. Asimismo, se explotó el cinabrio para la extracción de mercurio, en la zona del Oriolet, junto a la ciudad de Orihuela. La mayoría de estas mineralizaciones se concentran en el contacto entre las rocas detríticas y carbonatadas. Su origen puede estar ligado con la actividad volcánica triásica, cuando fluidos calientes ricos en metales circularían a lo largo de fracturas “mineralizando” tanto las rocas magmáticas como las rocas sedimentarias. Junto a la minería de los metales, la extracción de yeso y alabastro gozó de una considerable relevancia, con minas y canteras de considerable entidad en el pequeño cabezo de la Cueva de la Yesera, situado a los pies del Cerro de la Mina, y en la zona del Cabezo del Burro, en el Raiguero de Levante.

Toda la sierra presenta numerosas oquedades, abrigos y cuevas de desarrollo variable, lo que le confiere al abrupto paisaje una cierta singularidad y belleza geomorfológica. Destacan por su desarrollo y formaciones kársticas la Cueva de la Yesera, en El Siscar, ampliada por las labores de extracción de yesos, y la Cueva del Calor, que desciende desde el castillo de Orihuela hasta la base del cerro. Todo el territorio está sometido a una elevada insolación en los meses estivales; este factor, junto a las escasas precipitaciones, dificulta la existencia de fuentes y cursos de agua permanentes. Tan solo la fuente de San Cristóbal, en el Rincón de Bonanza, puede tener algo de agua tras lluvias importantes. No obstante, en el pasado debieron existir manantiales hoy extintos, como el que surgía en el Cerro de la Mina, antiguamente llamado Cabezo de la Fuente. Los acusados desniveles que presenta la sierra, jalonada por numerosos barrancos de entidad, tanto en la vertiente septentrional como en la meridional, favorecen un drenaje excesivo, a la vez motivado por la escasa cubierta edáfica, dando lugar a una débil incidencia de los procesos kársticos y a la inexistencia de simas y torcas con desarrollo notable en toda la sierra, pese a la naturaleza carbonatada de las rocas que la forman.

Flora y fauna

En la flora de la Sierra de Orihuela destacan las formaciones de matorral típico del mediterráneo semiárido con palmito y espino negro, la vegetación rupícola y los pinares. En laderas soleadas nos podemos encontrar una gran diversidad de especies, entre ellas, aromáticas como el tomillo y el romero, o iberoafricanismos, como el cornical. A principios del siglo XX, la Sierra de Orihuela se encontraba desprovista de arbolado. Con el propósito de controlar los procesos erosivos, se llevó a cabo la reforestación de buena parte de las laderas y pies de monte con una especie resistente a la sequía y de crecimiento relativamente rápido: el pino carrasco o Pinus halepensis. Otras especies de árboles o arbustos de gran porte frecuentes en las sierra son el olivo silvestre o acebuche, algarrobo, aladierno, sabina negra y el bayón.

La vegetación rupícola está formada por plantas que viven ancladas al sustrato rocoso aprovechando las fisuras existentes en las paredes. Las condiciones extremas que se presentan en las paredes rocosas y el aislamiento de las poblaciones por la distancia a otras zonas similares, han favorecido la existencia de numerosas especies endémicas, de distribución muy limitada y que constituyen el principal valor botánico de la sierra. Algunos de estos endemismos son el rabo de gato (Sideritis glauca Cav.), que aparece únicamente en las sierra de Callosa, Orihuela y el Cantón, y crece en fisuras de paredes rocosas, tanto de solana como de umbría. También encontramos el cardo amarillo de roca (Centaurea saxicola Lag.), un endemismo murciano-almeriense común en las fisuras de rocas y pedregales más o menos verticales; la orejilla de roca (Lafuentea rotundifolia Lag.), que es un endemismo iberolevantino herbáceo y perenne que crece en fisuras de paredes calizas de cualquier orientación y es común en cuevas o cantiles calizos protegidos de la luz solar; y la retama (Genista valentina subsp. murcica), cuya presencia se da en el levante y sureste peninsular y crece en zona de pinares y romeros. La singularidad botánica de estas especies ha motivado la creación de varias microrreservas de flora autóctona, como la que se encuentra en los Bancos de Coral, paredes rojizas localizadas en el Rincón de Bonanza, y en el Barranco de la Higuera, también conocido como El Valle, situado en la cara norte, siendo el enclave de la sierra con mayor interés botánico, en el que unas condiciones singulares de humedad y umbría han permitido el desarrollo de especies como el helecho, el rusco, la zarzaparrilla, la nueza o el terebinto.

En la Sierra de Orihuela se han identificado hasta 115 especies de vertebrados: 79 aves, 21 mamíferos, 12 reptiles y 3 anfibios. De la fauna aviar, destacan las rapaces como el águila real, el águila perdicera, el búho real y el cernícalo común. Del resto de aves, resultan llamativas las colonias de chova piquirroja en la parte superior de los paredes más inaccesibles. Entre los mamíferos, se ha constatado la presencia de carnívoros como la garduña, la gineta, el zorro y el tejón, y son frecuentes herbívoros como el conejo, la ardilla, el ratón de campo o el lirón careto. En cuanto a los anfibios y reptiles, es destacable la presencia del sapo común y corredor, así como varias especies de culebras, lagartijas, salamanquesas y el lagarto ocelado.

Poblada desde el Paleolítico

La presencia humana en la sierra ha sido constante desde la Prehistoria hasta nuestros días, debido a la protección que ofrecía, la cercanía del río Segura y los numerosos recursos minerales cinegéticos y forestales que se podían obtener. Los vestigios más antiguos corresponden al Paleolítico medio, hace más de 40 000 años, en la época de los neandertales, que ocuparon diversos abrigos rocosos de la cara sur, en la zona del Zacacho y Cueva de las Ventanas, en la parte de Santomera. También se han documentado diversos hallazgos pertenecientes a diferentes fases del Paleolítico superior (35 000–10 000 a.C.), tanto en la parte meridional como en la septentrional, destacando los realizados en el Raiguero de Levante, Barranco de la Higuera y la Rambla del Mojón, en la parte oriolana, y en las cuevas del Cura y de las Muelas, en Santomera. En el Mesolítico (10 000 – 5 000 a.C.), grupos cazadores-recolectores anduvieron por estas tierras ocupando cavidades como la Cueva de las Ventanas. Posteriormente, en el Neolítico (5000 – 3000 a.C.) se utilizaron algunos abrigos de la zona de La Solana, en el extremo occidental de la sierra e inmediaciones de la Rambla Salada.

Durante el Calcolítico (3000 – 2000 a.C.), se produce un aumento del poblamiento en diversas partes de la sierra, utilizando algunas oquedades como lugares funerarios en toda la sierra, destacando la Cueva de Roca, primer yacimiento prehistórico investigado en la zona, descubierto en 1840, situado en el extremo oriental de la sierra, además de las cuevas de Carlos IV y Las Escalericas, ambas en el entorno del Barranco de las Minas (Orihuela). En la parte que queda dentro del municipio de Santomera encontramos el poblado prehistórico más antiguo de la Vega del Segura en el Cabezo Malnombre, en cuya cima se ha documentado un conjunto de petroglifos, además de rituales funerarios en varias cavidades de sus inmediaciones. Asimismo, encontramos un grupo de pequeñas cuevas con restos humanos en el cercano Cabezo de la Mina, donde se pueden ver los restos de un asentamiento de la Edad del Bronce perteneciente a la cultura de El Argar (2200 – 1550 a.C.). También se conoce otro poblado argárico en el paraje de San Antón, junto a la ciudad de Orihuela. El poblamiento continúa en las últimas fases de la Edad del Bronce (1550 – 900 a.C.), como se ha evidenciado en la Cueva de las Muelas y en el entorno del Cabezo Malnombre, así como en el Monte de San Miguel (Orihuela), donde existió un poblado en torno al año 1000 a.C.
 
En la Edad del Hierro (I milenio a.C.) se establecen diversos asentamientos de la cultura ibérica como Las Paleras en La Aparecida, San Miguel y Laderas de San Antón (Orihuela). Además, se conocen vestigios aislados de los íberos en varias cuevas y abrigos de la parte santomerana. Del mismo modo, de época romana se han documentado restos aislados en algunas cavidades, plausiblemente utilizadas como refugio puntual por pastores o cazadores, así como una fase romana en el poblado del Monte de San Miguel, enclave donde después se desarrollaría una fase altomedieval visigoda. A finales del siglo VIII d.C. se construye el castillo de Orihuela, en tiempos del conde Teodomiro; el edificio se amplía posteriormente durante el periodo de dominio islámico. En la parte de Santomera se han documentado restos islámicos antiguos en el Cabezo Malnombre, así como en algunas cavidades del extremo más occidental de la sierra.

Senderismo y escalada

Desde la Edad Media, la Sierra de Orihuela ha sido el lugar de destino de pastores trashumantes que venían desde la Sierra de Albarracín hasta los pastizales de la misma, después de seguir la Cañada Real de los Serranos, el Cordel de los Valencianos y la Vereda del Coto Cuadros, para continuar por esta misma hasta el río Segura. En época moderna y contemporánea se desarrollan los núcleos de población que hoy conocemos a los pies de la cara sur. Los recursos de la sierra y de la huerta aportan prosperidad a los habitantes de la zona; la minería es el principal motor económico de la zona durante los siglos XVIII y XIX, actividad que provoca la desaparición casi total de los bosques de la sierra. Dos núcleos mineros se desarrollan de forma paralela: el situado en Orihuela y el de El Siscar. Algunas de estas explotaciones continúan en las primeras décadas del siglo XX, cuando se agotaron parte de las vetas y las minas dejaron de ser rentables. En la actualidad se ha vuelto a dar importancia a la sierra a partir de los estudios arqueológicos y naturalistas, así como el auge de los deportes al aire libre que tienen en la Sierra de Orihuela, el principal lugar de esparcimiento para numerosos practicantes a lo largo de todo el año, aprovechando el buen tiempo que habitualmente hace y la cercanía de los diferentes accesos hacia la montaña.

Los deportes de montaña han devuelto el interés sobre esta agreste sierra. Destaca la práctica del senderismo, con numerosos itinerarios señalizados que permiten acceder y recorrer la sierra de extremo a extremo. Algunas de las rutas principales son las que parten del Cabezo de la Mina y de La Aparecida, en la parte occidental, y desde la zona de los Barrancos de los Calderones y los Tres Dedos, en el Raiguero de Levante, parte central de la sierra, por donde se puede acceder a las dos cimas principales: el Pico del Águila y la Leja Millamón. También cabe destacar las rutas que suben desde el Rincón de Bonanza y el gran itinerario cimero que recorre todo el cordal desde Santomera hasta la Cruz de la Muela, balcón de la ciudad de Orihuela. Desde la cara sur se puede acceder a esta emblemática cima, aunque la subida principal se encuentra en la cara norte, en la urbanización de Montepinar, en Orihuela. Desde la cercana ermita del Pilar, también en la parte septentrional, se coge la ruta que nos adentra en el Barranco de las Minas y que nos conduce directamente a la ruta que atraviesa la sierra por la cresta cimera. Junto al senderismo, la escalada es de gran importancia en este enclave serrano, con sectores de diversa dificultad repartidos por todo el territorio, destacando las paredes de El Siscar, el Cabezo de la Mina, el Cabezo del Burro, la Bóveda, la Pared Negra y el Triángulo Rojo, en la cara sur, y la zona de El Valle en la cara norte.

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